miércoles, 6 de febrero de 2008

ANABEL

Hola, prima.
No sé mucho de ti, hace tanto desde la última vez que nos vimos que seguro no te reconozco si nos encontramos en cualquier calle, sin esperarlo.
Sin embargo, conservo algunos recuerdos, grabamos una cinta que empezaba con una canción de "Then Jericó" que (¡cómo son las casualidades!), después de años sin sonar en ninguna parte escuché hace muy pocos días; puedo reconocer un par más en cuanto empiezan a sonar, aunque no estoy segura del nombre del grupo y por eso no concreto. Bebías "cola" con las comidas, hablabas mientras estabas dormida.
Supongo que tú también tendrás tus ráfagas de curiosidad, momentos en los que recuerdas algo, inesperadamente, puede que hasta alguna foto; a lo largo de este tiempo seguro habrán surgido. Tal vez muchas más que yo, o puede ser que no haya habido ninguna.
Siempre recuerdo que soy seis meses mayor que tú, es una tontería, pero la llevo en un rincón del pensamiento y sale caprichosa, cuando mencionan tu nombre.
No sé cuántos guijarros, cantos y asfalto ha tenido tu camino, seguro que de todo un poco, ojalá largos tramos de llano, ¡eh! pero no aburrido, con piedras bonitas que coleccionar. Nos hemos perdido mucho.
Al final resulta que sólo estamos unidas por un lazo de sangre, que sólo tengo eso, y unas circunstancias que no nos han dejado disfrutar de algo que no nos sobraba y ahora se me antoja que falta. Digo circunstancias por echar la culpa a algo, no "me va" pensar que somos víctimas de lo que quisieron otros, también somos culpables por dejarnos llevar, por habernos valido que las cosas se quedaran así.
Sé que no vas a leer esto, quizá por eso lo escribo. Es un acto de rebeldía, no quiero llevarlo en silencio, no quiero nada, o sí, sólo decirlo.
No he llamado. Podría hablar con tu madre, pero me suena a comportamiento con el que estoy incómoda, molesta, ¡a cuento de qué! Me enfrento a la hipocresía y evito recurrir a formulismos, no voy a susurrar buenas palabritas que no pesan nada por huecas, no por "bajitas". Y a ti... ¿Qué iba a decirte? Nada original, desde luego, sólo abrir la boca para desordenarte. Pero.......Tal vez quieras, quizá existo de nuevo en este tiempo y te haría ilusión hablar conmigo, aunque en realidad no dijéramos nada. (Me estoy desmoronando, vaya "floja", ¡¡qué rabia me da!!).
Me gustaría que te llegara al menos un poquito, porque haré todo el esfuerzo que sea preciso para darte tanta fuerza y energía como pueda. No dejaré que se pierda entre dimensiones, que se quede yerma, mi espíritu viajará y alcanzará el lugar donde estés. Tengo que dártelo porque quiero y porque, aunque no te des cuenta, creo que te hace falta, tienes que guardar en las reservas grandes dosis de todo eso, que te fortalecerá en el momento de pelear, bien armada, bien protegida, con garantías. Porque sé que lo que te está haciendo daño en realidad no tiene nada que hacer y que vas a salir victoriosa, pero como no hay enemigo pequeño hay que ser prudente y no dejarnos nada olvidado.
Mi intenso deseo es volver a vivir contigo un momento aislado en el tiempo, como si continuara desde aquél verano, como si nada hubiera pasado desde entonces, en un futuro no muy lejano. Sí, prontito.
Cuídate, prima.
Un abrazo grande, otro más, y un beso.

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