jueves, 14 de febrero de 2008

Historia en B/N


Antes, hace mucho tiempo, vivía en un mundo BLANCO. Lo recuerdo magnífico, todo pureza, inocencia, luminosidad, paz...
Donde quiera que alcanzara la mirada, contemplaba un inmenso manto de nieve, el paisaje brillaba y la sensación de plenitud no tenía límite. El BLANCO lo llenaba todo, alcanzaba por sí mismo la perfección; era lo único. No existía el miedo, ni el dolor, no había horizontes, ni sombras.






Al principio lo disfrutaba correteando descalza por su universo, pero como no tenía parangón, la confianza fue dejando paso a la rutina y ésta a su vez, se abandonó a un imprudente sueño.

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Y así, un día al despertar, encontré una mancha que vino a oscurecer y a romper para siempre el equilibrio del BLANCO. Era el NEGRO.






Y el NEGRO, sin enemigo que opusiera resistencia, conquistó el espacio con rapidez y facilidad. Era novedoso, atractivo, misterioso, cálido, se abría paso a grandes zancadas. Así se hicieron las noches, los lunares, las pícaras veladas, las sensaciones arrebatadoras. El NEGRO tenía mucha energía, era apasionado. Comenzaba un nuevo reinado, y pronto, sus consecuencias.







La oscuridad que al principio salpicaba el paisaje fue calando hasta que lo único que se dibujaba era la confusión. Me golpeaba porque ya no había claridad para saber dónde pisaba, y bordeaba los precipicios en un terreno que pareciera no haber conocido nunca, atrapada en un inhóspito paraje ante el que estaba indefensa.
La llegada del NEGRO me adentró en un bosque plagado de trampas y caminos peligrosos que me obligaban a estar siempre alerta, pero también la curiosidad me cosquilleaba y me hacía disfrutar con cada nuevo descubrimiento. No podía alejarme de él, en parte porque no quería, pero buscaba con desesperación aquello del BLANCO que necesitaba para encontrar el equilibrio.

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Poco a poco me di cuenta de algunas cosas:

BLANCO Y NEGRO no entablarían una batalla para excluirse del universo.

El BLANCO que una vez conocí ya nunca regresaría, pero tampoco el NEGRO podría usurpar todo el territorio, pues sus valores no eran tan puros, y de las semillas plantadas por el BLANCO quedaron raíces que no se podían arrancar.


El NEGRO vino a despertar al BLANCO del plácido sueño en el que se tapaba con su propia sábana, y a traerle un mundo nuevo, menos fácil, menos bonito, pero más intenso y lleno de sentimientos.


Tras el encuentro, ambos coexisten entrelazados en una relación de amor-odio, cediendo y haciéndose fuertes, necesitándose mutuamente para destacar y para su descanso. Desde entonces, hay un mundo en BLANCO Y NEGRO donde se combinan infinitos matices de preciosas escalas grises; cada vez que llega la noche el NEGRO se hace fuerte pero el BLANCO vigila en las estrellas. Durante el día, el BLANCO me recuerda viejos y buenos tiempos, mientras el NEGRO anda al acecho pintando con sombras el paisaje y haciéndolo cada día diferente y más bello.





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Para aquellos que tenéis días en blanco y negro, os dejo este recuerdo




2 comentarios:

Sera Sánchez dijo...

felicidades por tu blog- Lo he encotnrado por casualidad y me ha gustado mucho. Y gracias por la parte que me toca (de blanco y negro)

Covadonga M. dijo...

¡Muchísimas gracias! Valoro enormemente tu felicitación, me siento realmente abrumada porque como habrás podido comprobar es un blog muy sencillo, está aún en mantillas, le falta mucho de todo, de contenido, de forma para hacerlo más atrayente... Tampoco le puedo dedicar todo el tiempo que me gustaría, seguro que eso lo haría de mayor provecho.
En realidad lo que más valoro es que te haya "llegado" una historia con la que mi mente se encontró casi por casualidad esa tarde, huyendo de los convencionalismos.
Por supuesto, te voy a enlazar puesto que tu blog me parece muy interesante, espero poder encontrar tiempo para contarte algunas cosas que creo que te gustará saber.
Un afectuoso saludo y espero poder contar de nuevo contigo en alguna de tus visitas, siempre que lo que yo escriba lo merezca.